Si mirásemos
la naturaleza y la vida sin prejuicios ni ideas preconcebidas, con la
mirada inocente de un niño, nuestras preguntas tendrían siempre la misma respuesta; una
respuesta que contiene todas las respuestas en sí misma, todos los
misterios insondables que nos rodean: DIOS, ésa es la Respuesta.
Sólo cuando
eres capaz de maravillarte, de sorprendente, de asombrarte al
observar tu alrededor, es cuando eres capaz de verle a Él. Nunca
pierdas esa capacidad de asombro frente a la vida, porque el día que
la pierdas, habrás muerto.
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