sábado, 3 de junio de 2017

Bendito Karma

Popularmente se relaciona la palabra karma con castigo. Nada más lejos de la realidad. El karma nunca ha sido un castigo y menos un castigo divino. Dios no castiga, Dios nos ama, es amor y, por lo tanto, nos puede enseñar amorosamente si nosotros le dejamos entrar en nuestra vida. Podríamos decir que el karma tiene que ver con tareas que tenemos pendientes de vidas pasadas o de la existencia actual, y su función es enseñarnos a finalizar esa tarea o tareas que todavía no hemos sido capaces de terminar; por lo que también se puede decir que el karma es amor.
Irlanda - BP

Tras nuestra muerte física, cuando estamos en ese periodo “entre vidas” somos nosotros mismos los que analizamos lo que hemos vivido, cuales han sido nuestras experiencias en el reino de la materia y si hemos cumplido el Plan de Alma que traíamos al venir a este mundo. Si vemos que no lo hemos cumplido por completo o que nos hemos desviado totalmente, entonces diseñamos un nuevo Plan de Alma para nuestra próxima existencia en el que, además de otros temas, tendremos que “repetir” las tareas inconclusas de anteriores vidas: eso es el karma.

¿Por qué no hemos realizado nuestro Plan de Alma en una vida concreta y hemos generado karma? Puede ser por muchos motivos, pero el meollo de la cuestión es que cuando nuestras actitudes en los diferentes planos de la existencia van comprometiendo nuestra evolución y eso se mantiene en el tiempo, es cuando generamos karma. Entonces, desde el más absoluto amor, decidimos volver al mundo de la materia para continuar con nuestro aprendizaje, con nuestro auto-reconocimiento, y, evidentemente, entre las tareas que traemos, están las “asignaturas pendientes” de otras vidas.
Irlanda, puesta de sol - BP

También es cierto que el karma no es exclusivo de otras vidas. Podemos, y de hecho así sucede, generar karma en la vida actual y debemos solucionarlo. Hay que tener claro que aquí venimos para realizarnos y eso significa que venimos a hacer lo que nos gusta, lo que amamos, pero a menudo las ilusiones y los trucos del ego y la materia nos atrapan (o nos dejamos atrapar) y perdemos de vista el camino. Entonces nos sucede “algo”, que normalmente nos provoca sufrimiento, para que seamos capaces de rectificar y volver al sendero correcto para nosotros, el que nos habíamos diseñado en nuestro Plan de Alma: ese “algo” es karma. Ya vemos que el karma no es el castigo que pensábamos, sino una enseñanza amorosa para poder manifestar la mejor versión de nosotros mismos.

Seamos alumnos aventajados y no dejemos para una segunda o tercera convocatoria las “asignaturas pendientes”, porque cuanto más tiempo pase, más complicado y duro será aprobarlas.


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