lunes, 26 de junio de 2017

Causa y efecto, la Rueda del Karma

Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley”
El Kybalión.
Piratas del Caribe. Disney

Este sexto principio de las Leyes Universales, el de causa y efecto, es uno de los más conocidos y creo que de los peor entendidos. Es fácil entenderlo desde un punto de vista mental, pero otra cosa muy diferente es saberlo aplicar a nuestra vida. Todo lo que nos sucede (el efecto) tiene un origen (la causa), lo que quiere decir que la vida y el mundo no son caóticos.

Debemos de entender que cualquier cosa que nos suceda en nuestra vida la hemos generado nosotros mismos. Esto es fácil de entender cuando se trata de situaciones o experiencias positivas. Cuando aprobamos el examen para obtener el carnet de conducir, por ejemplo, no dudamos que somos nosotros los que con nuestro esfuerzo y dedicación lo hemos conseguido, no nos planteamos que haya sido la suerte, el profesor que hemos tenido o que el examinador tenía un buen día, le hemos caído bien y nos lo ha regalado. En cambio, cuando la situación que vivimos es negativa, sigamos con el mismo ejemplo, no hemos aprobado el examen del carnet de conducir, no nos planteamos que el problema ha sido que no hemos estudiado lo suficiente o que no hemos dado todas las clases prácticas que necesitábamos, sino que al examinador no le he caído bien o tenía un mal día y lo ha pagado conmigo, el profesor no me ha enseñado bien, etc., en este caso nunca pensamos que los responsables somos nosotros y sólo nosotros.

Lo que SÍ hemos de tener claro es que somos responsables de nuestra vida y de lo que nos pase en ella, pero NO somos culpables. Todo lo malo que nos suceda no es un castigo porque seamos culpables de “algo” (aunque no sepamos muy bien de qué). Lo “malo” es simplemente el efecto que ha sido generado por una causa, esa causa puede ser una decisión errónea, una actitud no acertada, unas palabras dichas de la peor forma o en el peor momento. Lo que hay que tener en cuenta es que esta causa puede haber sucedido hace dos días o hace dos vidas; es decir, un efecto que estamos sufriendo ahora puede tener su origen (causa) en una vida pasada, no necesariamente en esta existencia actual. Esto se debe a que el tiempo es algo ilusorio, lo único que importa es si tenemos cuentas pendientes y tenemos que realizar esos pagos (efectos negativos) o si, por el contrario, nuestras cuentas nos están dando intereses (efectos positivos). A la deuda que tenemos con nuestro destino la llamamos karma y a la recompensa que recibimos por nuestros buenos actos la llamamos dharma.
Shrek. Gato con botas.DreamWorks


La rueda del karma puede ser eterna. Por ejemplo, si en esta vida estás siendo víctima de alguien, puede que en la próxima tú te tomes venganza con esa persona por lo que te hizo en esta existencia, con lo que la rueda del karma seguirá girando sin detenerse nunca. ¿Qué hacer? ¿Cómo podemos parar esa rueda? Sólo hay una forma de frenarla y poder evolucionar y perfeccionarnos: Perdonar. El Perdón es lo único que disuelve el karma. El verdadero perdón no es fácil de otorgar, porque perdonar también significa olvidar el mal que te han infligido y eso es complicado. Hay que entender que aquí estamos para aprender y perfeccionarnos. El verdadero perdón nos dará la paz que nuestro espíritu necesita. Para perdonar de corazón nada como pedirlo a nuestro Padre, Dios. Cuando hagamos nuestra meditación o nuestras oraciones permanezcamos unos minutos en silencio pidiéndole, desde la más profunda humildad, que nos enseñe a perdonar. Tened la completa seguridad que así lo hará y lo sabréis porque su respuesta llenará vuestra alma, vuestro ser interior de luz, paz y armonía.

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