Hace
ya algún tiempo tuve la suerte de leer una novela (que me encantó)
del periodista portugués José Rodrigues Dos Santos, titulada “La
Fórmula de Dios”.
La novela se centra en la petición que, presuntamente, el primer
ministro israelí, David ben Gurión, le hizo a Albert
Einstein en la reunión que mantuvieron en Princeton a
principio de los años 50. Parece ser que el político le pidió que
demostrara científicamente la existencia de Dios. Einstein, en un
principio renuente, acabó por aceptar y plasmó sus investigaciones
en un manuscrito, nunca publicado, titulado “Die Gottesformel”
(La Fórmula de Dios).
Einstein,
como no podía ser de otra forma, comenzó por el principio, por
el Génesis.
“En
el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era algo
caótico y vacío, y tinieblas cubrían la superficie del abismo,
mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de
las aguas. Dijo Dios: 'Haya luz' y hubo luz.”
Desde
el punto de vista científico la creación del universo en seis días
es absurdo. Pero este marco temporal absurdo empieza a cobrar sentido
si tenemos en cuenta la teoría de la relatividad, el tiempo es
relativo y depende de la velocidad a la que se desplaza el observador
(si separásemos a dos gemelos, uno de ellos parte en una nave
espacial que viajara a velocidades muy cercanas a la velocidad de la
luz y el otro queda en la Tierra. A la vuelta, el gemelo viajero
sería más joven que el gemelo terrestre).
Partimos
de que los seis días de la Creación, según la Biblia, deben
ser vistos a la luz de la relación entre el tiempo en
la Tierra y en el espacio-tiempo en el universo.
Cuando el Antiguo Testamento habla de un día, evidentemente se
refiere a un día terrestre, pero según las teorías de la
relatividad, cuanto mayor es la masa de un objeto más lento es el
paso del tiempo en su superficie. Entonces, ¿cuánto tiempo en la
escala temporal del universo es un día en la tierra?
Según
la Biblia, la Tierra no se creó hasta el tercer día, por lo que el
Génesis se está refiriendo al tercer día en la escala del
universo, ya que en los dos primeros días no existía la Tierra. De
acuerdo con la teoría del Big Bang cuando el universo
comenzó la materia se encontraba concentrada; lo que significa que
la fuerza de la gravedad era enorme y, por lo tanto, el paso del
tiempo era muy lento. A medida que la materia se fue alejando, el
paso del tiempo se fue acelerando porque la gravedad se fue haciendo
menor. El tiempo era un millón por millón de veces más lento
antes, esa cuenta se confirma con la medición de las ondas de luz
primordiales. Después fue acelerándose, cada duplicación del
tamaño del universo aceleró el tiempo por un factor de dos. Así
podemos decir que el primer día bíblico duró ocho mil millones de
años. El segundo día, cuatro mil millones de años; el tercer día,
dos mil millones; el cuarto día, mil millones; el quinto día,
quinientos millones, y el sexto día duró doscientos cincuenta
millones de años. Lo que sumados hace quince mil millones de años.
Los datos científicos calculan la edad del universo entre unos diez
y veinte mil millones de años, una evaluación reciente de
la NASA sitúa la edad del universo muy cerca de los
catorce mil millones de años.
Todavía
hay más. El primer día bíblico duró ocho mil
millones de años; lo que quiere decir que comienza hace 15.700
millones de años y termina 7.700 millones de años. El Génesis dice
que durante ese “día” se hizo la luz y fueron creados el cielo y
la tierra. Ahora sabemos que, en ese periodo, se produjo el Big Bang
y se creó la materia. Se formaron las estrellas y las galaxias.
El segundo
día bíblico duró cuatro mil millones de años, terminó
hace 3.700 millones de años. Según las Sagradas
Escrituras Dios creó ese “día” el firmamento. Las
investigaciones científicas nos dicen que ése fue el periodo en el
que se formó la Vía Láctea y nuestra estrella, el Sol, así como
todo lo que se encuentra en los alrededores de la Tierra.
Durante
el tercer día bíblico, que comenzó hace 3.700 millones
de años y acabó hace 1.700 millones de años, se formó la tierra y
el mar, y aparecieron las plantas. Los datos científicos nos dicen
que en ese periodo se enfrió la tierra, apareció el agua líquida,
a la que siguió la aparición de las bacterias y la vegetación
marina.
En
el cuarto día bíblico, que duró casi mil millones de
años y acabó hace 750 millones de años, el Antiguo Testamento
dice que aparecieron luces en el firmamento, el Sol, la Luna y las
estrellas, pues aunque estas luces se crearon el segundo “día”,
no se hicieron visibles desde la Tierra hasta el cuarto día. Este
cuarto día corresponde al periodo en el que la atmósfera de la
Tierra se hace transparente y deja ver el cielo; también corresponde
al periodo en el que la fotosíntesis comienza a despedir oxígeno en
la atmósfera.
El quinto
día bíblico duró 500 millones de años. Y Dios dijo:
“Bullan las aguas de bichos vivientes y revoloteen las aves sobre
la tierra contra el haz del firmamento celeste”. Según los
estudios geológicos y biológicos apuntan a que en este periodo
aparecen los animales multicelulares y toda la fauna marina, además
de los primeros animales voladores.
Y
llegamos al sexto día bíblico que empezó hace 250
millones de años, según el Génesis dijo Dios: “Produzca la
tierra seres vivientes según su especie: ganado, sierpes y alimañas,
según su especie”...Y vio Dios que estaba bien. Dijo Dios :
“Hagamos el Hombre”... Alguien puede decir, y con razón,
que los animales existen desde hace más de 250 millones de años,
pero no estos animales, porque hace 250 millones de años tuvo lugar
la extinción masiva del Pérmico-Triásico (también llamada la Gran
Mortandad). Fue la mayor extinción ocurrida en la Tierra. En ella
desaparecieron aproximadamente el 95% de las especies marinas y el
70% de las especies de vertebrados terrestres. La vida en la Tierra
estuvo muy cerca de la erradicación total. Cuando ocurrió ese gran
cataclismo fue cuando comenzó el sexto día bíblico. Tras la gran
extinción, la Tierra se volvió a repoblar.
Cuando
menos es interesante y da mucho que pensar, ¿no?
Interesante.
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