Cuando estamos en comunión y armonía con nuestra verdad interior, todo lo demás fluye
domingo, 23 de julio de 2017
martes, 18 de julio de 2017
La Muñeca de Sal
![]() |
PAN, Joe Wright |
Cuento. Anthony de Mello.
Una muñeca de sal
recorrió miles
de kilómetros de
tierra firme,
hasta que, por fin,
llegó al mar.
Quedó fascinada por
aquella móvil
y extraña masa,
totalmente distinta
de cuanto había visto
hasta entonces.
“¿Quién eres tú?”,
le preguntó
al mar la muñeca de
sal.
Con una sonrisa, el mar
le respondió:
“Entra y compruébalo
tú misma”.
Y la muñeca se metió
en el mar.
Pero, a medida que se
adentraba en él,
iba disolviéndose,
hasta que
apenas quedó nada de
ella.
Antes de que se
disolviera
el último pedazo, la
muñeca exclamó
asombrada:
“¡Ahora ya sé quién
soy!”
martes, 11 de julio de 2017
Conciencia y Línea del Tiempo
Nuestra
línea del tiempo, o lo que es lo mismo el “espacio” donde
transcurre nuestra vida, es una posibilidad entre otras muchas
posibilidades simultáneas. No existe una sola y única realidad para
cada uno de nosotros, sino diversas, muchas, todo depende de nuestras
decisiones, y nuestras decisiones dependen de nuestra evolución, y
nuestra evolución depende de que seamos capaces de elevar nuestra
conciencia.
Podríamos
decir que la conciencia es el nivel de percepción de la realidad que
experimentamos. Dependiendo del grado de elevación de nuestra
conciencia la realidad que vivimos es más o menos densa, o más o
menos sutil. La conciencia, como todo, se puede transformar, se puede
hacer vibrar a una frecuencia cada vez más elevada. Esta elevación
de la conciencia se puede conseguir a través de la oración, de la
meditación, de distintas técnicas espirituales, pero sobre todo y
principalmente se consigue cuando tomamos responsabilidad.
¿Qué es
tomar responsabilidad? Es hacernos responsables de quienes somos y de
nuestras acciones/decisiones en la vida. Somos responsables cuando
dejamos a un lado el victimismo y dejamos de creer que la culpa de lo
malo que nos sucede en la vida siempre la tiene alguien o algo ajeno
a nosotros mismos. Solamente cuando seamos capaces de reconocernos
como artífices de lo bueno y lo malo que nos pase, será cuando
comencemos a ser responsables y tomaremos las riendas de nuestra
vida. Entonces empezaremos a ser conscientes de la Realidad (sí, con
mayúsculas) y poco a poco nuestra conciencia se irá elevando, de
esta manera cada vez que tomemos una decisión o ejecutemos una
acción, seremos conscientes de lo que estamos haciendo. Este ser
conscientes no quiere decir que no nos vayamos a equivocar (por
supuesto que cometeremos errores), pero serán errores que nos
servirán para aprender y evolucionar, porque los únicos
responsables de ellos seremos nosotros.
Pues cuando
esto suceda, cuando nuestra conciencia vaya elevándose, nuestra
línea del tiempo irá cambiando también y, por lo tanto, lo hará
nuestra realidad. Nosotros sólo podemos existir y desarrollarnos en
una línea del tiempo cuya vibración esté acorde con la nuestra. Un
ejemplo muy claro de todo esto es la cantidad de personas que llegan
y se van de nuestra vida. A veces tenemos parejas o amigos con los
que compartimos momentos importantes de nuestra historia y de pronto
desaparecen, ya no están. ¿Por qué? Sencillamente, porque hemos
evolucionado de manera distinta, nuestras conciencias están en
niveles diferentes de vibración y, por tanto, al no tener la misma
línea del tiempo, esa persona ya no está en mi realidad ni yo en la
suya.
Si no nos
gusta la realidad en la que nos movemos y queremos cambiar nuestra
vida, la solución es evidente, elevemos nuestra conciencia,
responsabilicémonos de nuestras decisiones y seamos co-creadores
activos.
miércoles, 5 de julio de 2017
Nuestros juicios nos juzgan
“No
juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis
condenados... Porque con la medida con que midáis, se os medirá a
vosotros”. (Lc. 6, 37-38)
![]() |
La Letra Escarlata, de Roland Joffé |
¿Quién no
ha criticado y/o juzgado a alguien alguna vez? No me equivoco si digo
que todos en algún momento nos hemos erigido en jueces del
comportamiento y forma de ser de los que nos rodean. Sinceramente
creo que las críticas constructivas son buenas, pues nos ayudan a
evolucionar y a mejorar. Pero hemos de tener en cuenta que, por la
Ley de Causa y Efecto, todas esas críticas, juicios y condenas que
hagamos a los demás volverán a nosotros como si fueran un boomerang
que hemos lanzado.
Puede tardar
unos instantes, unos días, unas semanas o años, pero lo que está
claro es que tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a esos actos
(juicios, condenas) que en su momento hicimos. Lo que también es
evidente, es que según el nivel de tolerancia y exigencia que hemos
tenido para con los demás, así será el rasante con que se nos
medirá a nosotros.
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"Yo tampoco te condeno" |
Por
supuesto, no quiero decir que haya que consentir el mal; más bien
quiero decir que hay que combatir el mal con el bien. Debemos
hacernos críticas constructivas y corregirnos amorosamente unos a
otros, pero eso no significa debilidad a la hora de ayudar o
ayudarnos a enderezar el camino. Como madre he puesto límites a mis
hijos, les he enseñado a cumplir las normas y dentro de ese
cumplimiento de las normas a intentar cambiar las que pueden estar
mal o usarse inadecuadamente, y cuando el comportamiento no era el
que debiera ser, pues había un castigo proporcional a la falta, todo
ello desde el mayor amor y respecto por ellos. Ésa es la forma en la
que deberíamos corregirnos y ayudarnos unos a otros.
Ahora mismo
podemos estar en situaciones que hayamos provocado nosotros por
nuestros juicios a terceros. La vida nos trae personas que están en
un nivel evolutivo similar al nuestro y que cometen errores y
“pecados” similares a los nuestros, entonces al emitir el juicio
y, a veces, la condena, nos estamos enjuiciando y condenando a
nosotros mismos.
Antes de
criticar, enjuiciar y condenar a alguien miremos a quien está
enfrente del espejo y pensemos antes de hablar.
domingo, 2 de julio de 2017
La Certeza Interna
“Si
tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a ese monte: muévete
de aquí para allá, y se movería, y nada os sería imposible”
(Mt. 20, 17)
Esto es lo
que nos dice Mateo en su evangelio sobre la fe; fe o como me gusta
llamarla a mí la certeza interna, la certeza absoluta.
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El Loco. Tarot Rider-Waite |
Pero ¿qué
es la fe?. Primero veamos qué NO es. No es creer ciegamente en
dogmas, creencias o religiones, porque eso acabaría siendo
fanatismo. Por ejemplo, durante la Edad Media se quemaban a supuestas
“brujas” (que en la mayoría de los casos no eran otra cosa que
librepensadoras) porque no creían y no seguían los dogmas de la
religión imperante en Occidente, la católica. Aunque la verdad es
que no hay que viajar tan lejos en la Historia para ver la
intolerancia en las relaciones humanas, otro ejemplo lo tenemos
durante la Revolución Francesa, donde cayeron las cabezas de gran
cantidad de religiosos, por mantener sus creencias. Y sin ir más
lejos, hoy en día lo tenemos en los terroristas suicidas de la
Yihad, a los que han convencido que si mueren matando infieles (o
sea, a todos los demás que no pensamos ni creemos en lo que ellos
creen) irán directos al paraíso donde les están esperando las
huríes. Con todo esto, lo que podemos ver es que hemos tergiversado
la máxima: “el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios”
por “hemos hecho a Dios a imagen y semejanza del hombre”.
Además los
poderosos de este mundo se han aprovechado de las religiones para
imponer su poder intolerante y dictatorial a las masas, haciéndonos
creer que si no seguimos sus normas y dogmas jamás nos salvaremos,
porque, según ellos, sólo hay un camino para llegar a Dios y
conseguir su Gracia. Eso NO es fe, es simplemente fanatismo,
intolerancia, ignorancia absoluta y el ejercicio del poder de manera
dictatorial.
Tampoco es
Fe cuando en la vida nos va mal y suponemos que por creer y rezar todo
se va a solucionar y si no es así, ya no me sirve ese dios en el que
confiaba. No, la fe se demuestra cuando eres capaz de aceptar lo que
viene a tu vida (bueno o malo) entendiendo que es un aprendizaje para
que evoluciones y te perfecciones, y seas capaz de agradecer a Dios
sus enseñanzas, aunque el resultado no sea todo lo bueno que tú
quisieras.
![]() |
Indiana Jones y la última cruzada |
La Fe, o
certeza interior, es la fuerza que nos hace ser nosotros mismos, que
nos lleva hasta nuestro verdadero Ser Superior, que nos hace SER con
mayúsculas porque nos conecta con la Unidad, que es Dios. La Fe te
descubre que eres Uno con el Creador y con toda la Humanidad, te hace
ver que hay muchos caminos para llegar a Dios y que todos son
correctos cuando se basan en la libertad, en la tolerancia, en la
aceptación del otro tal cual es y de ti mismo tal cual eres. La Fe
te hace reconocer tu verdadera esencia, tu verdadero Yo, sin
máscaras, sin componendas, sin disfraces, a cara descubierta y sobre
todo te hace perder el miedo, porque el miedo no es más que la
separación entre el hombre y su Creador.
La Fe es esa
certeza absoluta de que todos somos hijos de Dios, que todos somos
parte de Él y Él es nuestra esencia más auténtica. Da igual la
religión que profesemos o que no profesemos ninguna religión, la
Esencia está en nosotros, el Poder de Dios está en nosotros y la
Fe, la Certeza absoluta, es lo que nos lo muestra, y cuando sintamos
que nos falta esa certeza interior, sólo debemos pedirla con
humildad y nuestro Padre nos la dará. La Fe es confianza absoluta.
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