“Toda
causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa; todo sucede de
acuerdo con la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a
una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada
escapa a la Ley”
El Kybalión.
Piratas del Caribe. Disney |
Este sexto
principio de las Leyes Universales, el de causa y efecto, es uno de
los más conocidos y creo que de los peor entendidos. Es fácil
entenderlo desde un punto de vista mental, pero otra cosa muy
diferente es saberlo aplicar a nuestra vida. Todo lo que nos sucede
(el efecto) tiene un origen (la causa), lo que quiere decir que la
vida y el mundo no son caóticos.
Debemos de
entender que cualquier cosa que nos suceda en nuestra vida la hemos
generado nosotros mismos. Esto es fácil de entender cuando se trata
de situaciones o experiencias positivas. Cuando aprobamos el examen
para obtener el carnet de conducir, por ejemplo, no dudamos que somos
nosotros los que con nuestro esfuerzo y dedicación lo hemos
conseguido, no nos planteamos que haya sido la suerte, el profesor
que hemos tenido o que el examinador tenía un buen día, le hemos
caído bien y nos lo ha regalado. En cambio, cuando la situación que
vivimos es negativa, sigamos con el mismo ejemplo, no hemos aprobado
el examen del carnet de conducir, no nos planteamos que el problema
ha sido que no hemos estudiado lo suficiente o que no hemos dado
todas las clases prácticas que necesitábamos, sino que al
examinador no le he caído bien o tenía un mal día y lo ha pagado
conmigo, el profesor no me ha enseñado bien, etc., en este caso
nunca pensamos que los responsables somos nosotros y sólo nosotros.
Lo que SÍ
hemos de tener claro es que somos responsables de nuestra vida y de
lo que nos pase en ella, pero NO somos culpables. Todo lo malo que
nos suceda no es un castigo porque seamos culpables de “algo”
(aunque no sepamos muy bien de qué). Lo “malo” es simplemente el
efecto que ha sido generado por una causa, esa causa puede ser una
decisión errónea, una actitud no acertada, unas palabras dichas de
la peor forma o en el peor momento. Lo que hay que tener en cuenta es
que esta causa puede haber sucedido hace dos días o hace dos vidas;
es decir, un efecto que estamos sufriendo ahora puede tener su origen
(causa) en una vida pasada, no necesariamente en esta existencia
actual. Esto se debe a que el tiempo es algo ilusorio, lo único que
importa es si tenemos cuentas pendientes y tenemos que realizar esos
pagos (efectos negativos) o si, por el contrario, nuestras cuentas
nos están dando intereses (efectos positivos). A la deuda que
tenemos con nuestro destino la llamamos karma y a la recompensa que
recibimos por nuestros buenos actos la llamamos dharma.
Shrek. Gato con botas.DreamWorks |
La rueda del
karma puede ser eterna. Por ejemplo, si en esta vida estás siendo
víctima de alguien, puede que en la próxima tú te tomes venganza
con esa persona por lo que te hizo en esta existencia, con lo que la
rueda del karma seguirá girando sin detenerse nunca. ¿Qué hacer?
¿Cómo podemos parar esa rueda? Sólo hay una forma de frenarla y
poder evolucionar y perfeccionarnos: Perdonar. El Perdón es lo único
que disuelve el karma. El verdadero perdón no es fácil de otorgar,
porque perdonar también significa olvidar el mal que te han
infligido y eso es complicado. Hay que entender que aquí estamos
para aprender y perfeccionarnos. El verdadero perdón nos dará la
paz que nuestro espíritu necesita. Para perdonar de corazón nada
como pedirlo a nuestro Padre, Dios. Cuando hagamos nuestra meditación
o nuestras oraciones permanezcamos unos minutos en silencio
pidiéndole, desde la más profunda humildad, que nos enseñe a
perdonar. Tened la completa seguridad que así lo hará y lo sabréis
porque su respuesta llenará vuestra alma, vuestro ser interior de
luz, paz y armonía.