jueves, 1 de junio de 2017

Lo único constante es el constante cambio

Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra
El Kybalión

En este tercer principio de las 7 Leyes Cósmicas, Principio de vibración, podemos ver dos vertientes: todo se mueve (cambia) y todo vibra, a distintos niveles, en el Universo.

El primer punto de vista (todo se mueve/cambia) nos hace darnos cuenta de lo equivocados que estamos, por lo general, al plantearnos nuestra vida. Los seres humanos solemos apegarnos prácticamente a todo, queremos un amor para toda la vida, una casa que nos cobije hasta el final de nuestros días, un trabajo que nos dure hasta que nos jubilemos,etc., pero la verdad es que nada es para siempre. El amor puede que nos dure toda la vida, sin embargo, no podemos pretender que sea igual que el primer día, porque nosotros cambiamos, evolucionamos con las experiencias que vivimos en nuestra existencia. La casa, el trabajo, los amigos, igual, al evolucionar lo que hoy es perfecto, mañana no tanto.

Además, si pretendemos que nada cambie, que todo siga igual, estamos yendo contra las Leyes Universales y ¿qué sucede entonces?, pues que el Universo (llámalo Dios, Ser Superior, Creador..., como mejor lo sientas) nos hace cumplir las leyes y, sí o sí, pasamos por las experiencias necesarias para nuestra evolución. Por lo tanto, acabemos con los apegos y los miedos, no vayamos contra corriente, sino que fluyamos integrados en el río de la vida, de la existencia, del ser.

La segunda vertiente (todo vibra) nos habla de que todo lo que existe es la manifestación de una energía, de una fuerza espiritual, pero con distinta vibración. En la dicotomía Espíritu/Materia podemos decir que ambos elementos son lo mismo pero con distinto nivel vibracional. El Espíritu tiene una vibración infinitamente más elevada que la Materia, cuya vibración es muy densa y si nosotros nos movemos en ese nivel denso va a ser muy difícil que nos podamos realizar, porque lo que realmente vale la pena no es material ni se puede comprar con dinero.
El árbol de la vida. Terrence Malick

También se puede aprender a subir el nivel de vibración, sólo necesitamos humildad y pedir de corazón desde esa humildad, sabiendo que solos no podemos nada. Por ejemplo, tenemos una vibración densa cuando la tristeza se instala en nuestra vida, cuando no tenemos fe en Dios y en el proceso de la vida, cuando no queremos entender que nuestra existencia en la materia es nuestra escuela para evolucionar, cuando no nos reconocemos como lo que realmente somos, Hijos de Dios. Por el contrario, nuestra vibración es alta cuando somos conscientes de nuestro Plan de Alma y lo manifestamos, cuando tenemos fe y certeza interna, cuando entendemos que nuestras experiencias (buenas o malas) en este plano existencial son para nuestro perfeccionamiento, en fin, cuando compartimos nuestros dones con los demás y nos liberamos de nuestros miedos.

Comencemos a vibrar conscientemente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario