Creo que la
dicotomía se explica sola si partimos de la base de que bueno/malo,
amor/odio, Ego/Espíritu son la misma cosa pero con distinta
vibración. Sin embargo, profundicemos un poco más.
El Mago de Oz, película |
El ego es
una parte imprescindible de nuestra identidad en este plano material
en el que ahora mismo existimos, porque aquí somos tanto materia
como espíritu y tenemos que desarrollar nuestra vida espiritual en y
a través de la materia.
Nuestra
tarea fundamental es mantener la armonía y el equilibrio entre las
dos partes que nos conforman: materia y espíritu. El problema
comienza cuando una de las dos partes toma el mando: si tenemos un
exceso de espiritualidad sin querer dar su espacio a la materia,
empezamos a vivir “en las nubes”, no tenemos los pies en el suelo
y nuestra vida deja de ser real, vivimos alelados, absolutamente
fuera de este mundo, pero sin dejar de ser seres materiales. Eso no
es bueno ni para nosotros ni para la sociedad, porque de esa manera
no avanzamos ni hacemos avanzar a nadie.
El Avaro de Molière, RTVE |
Si por el
contrario, el mando lo toma nuestra parte material, el resultado no
es mejor. Nuestra vida se transforma en un simple intento de
supervivencia, porque los miedos y las carencias se apoderan de
nosotros. Comenzamos a actuar de forma egoísta, lo único que nos
importa es poder llenar nuestras carencias y para conseguirlo nos da
igual pasar por encima de lo que sea necesario, cosificamos todo y a
todos para así poderlos usar y tirar cuando ya no nos sirvan, esta
forma de actuar se define con la famosa frase: “el fin justifica
los medios”. Aquí podemos decir que nuestro ego es infértil, es
negativo, es retrógrado, es nuestro enemigo.
Sin embargo,
cuando logramos la armonía entre la vida espiritual y la vida
material, cuando logramos que el espíritu se manifieste a través de
la materia, es cuando nuestro ego es nuestro más fiel compañero de
vida, es un ego fertilizado por el Espíritu que da frutos y que es
el medio por el cual hacemos realidad el Plan de Dios para la
Humanidad: traer el Cielo a la Tierra.
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