domingo, 30 de abril de 2017

¿Qué es la vida?... Equilibrio.

El Principio de Polaridad dice:

Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse”
El Kybalión.
Sol y Luna

Vivimos en un mundo dual: materia/espíritu, luz/oscuridad, amor/odio, vida/muerte, alegría/tristeza, bien/mal. Nos movemos de un extremo al otro, con tensión a nuestro alrededor, porque la dualidad genera tensión, disociación, separación.

Como se dice popularmente “los extremos se tocan”. Los extremos de una polaridad son lo mismo, pero con distinta vibración. Va de lo más sutil (Espíritu) a lo más denso (Materia). Por eso, al ser los dos extremos de una misma realidad se pueden transmutar uno en otro. Por eso es fácil transformar el odio en amor y viceversa. Es el “arte de polarizar”.

Este principio de polaridad permite considerar los escollos de la vida en su justa medida, pues posibilita que una situación conflictiva se pueda cambiar gradualmente en su contrario. Éste es el principio de la Alquimia.

Cuando estemos viviendo una situación extrema, o sea, que cuando nos hallemos en uno de los polos y queramos revertir o neutralizar la situación, tenemos que empezar a crear la energía de la polaridad opuesta a la que nos encontremos. Así llevaremos nuestro “termómetro” a su punto medio. Para conseguir esto, siempre tenemos que trabajar con elementos de la misma naturaleza, porque lo único que tenemos que cambiar es el nivel de vibración.

¿Por qué debemos aprender a armonizar los opuestos? Porque no podemos ser felices en el mundo material si no cuidamos nuestra vida espiritual, al igual que no podemos tener una vida espiritual adecuada si no tenemos una vida material ordenada. Porque en esta existencia debemos tener equilibrio si queremos evolucionar. Porque si queremos llegar al estado de paz y armonía en el que Dios ES, debemos encontrar la unidad en todo lo que nos rodea. Los extremos deben ser conciliados si queremos tener una vida armoniosa y equilibrada.

jueves, 27 de abril de 2017

El miedo es la puerta hacia la oscuridad

Nuestro miedo más profundo no es no ser capaces.
Nuestro miedo más profundo es que somos enormemente poderosos.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que más nos asusta.
Nos preguntamos, ¿quién soy yo para ser brillante, atractivo, talentoso, fabuloso?
De hecho, ¿qué NO eres para no serlo? Eres un niño de Dios.
El disminuirse no le sirve al mundo.
No hay nada de sabiduría en encogerse para que otros no se sientan inseguros cerca de uno.
Estamos predestinados a brillar, como los niños lo hacen.
Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro de nosotros.
No está sólo en algunos de nosotros, está en cada uno.
Y cuando dejamos que nuestra luz brille, inconscientemente permitimos que otros hagan lo mismo.
Al liberarnos de nuestros propios miedos, nuestra presencia automáticamente libera a otros.
Marianne Williamson.

Sí, ante retos nuevos nos encogemos, nos da miedo enfrentarnos a ellos. Eso es consecuencia del ego, de nuestra soberbia. Soberbia contra Dios, nuestro Creador, nuestro Padre, porque no queremos reconocer los dones que nos ha dado, preferimos mostrar la versión que nosotros nos hemos fabricado de nosotros mismos, más pequeña, pusilánime y oscura.

En el fondo pensamos que nuestra versión es mucho mejor que la que Él ha diseñado para nosotros, eso es una muestra de Soberbia.

Pero nuestra verdadera naturaleza es de Luz, de Amor y de Libertad. Hemos de tener la valentía de manifestar el mejor concepto de nosotros mismos, que es el que Dios ha ideado y nuestra Alma ha asumido. No podemos, ni debemos, aspirar a menos que el mayor potencial que somos capaces de albergar, que es Todo, porque Dios está en nosotros y somos parte de Él.

Seamos faros en la oscuridad que a veces nos circunda, así enseñaremos a otros a brillar y entre todos conseguiremos vencer el miedo y la sombra para crear un nuevo y acogedor mundo.

martes, 25 de abril de 2017

La vida es mucho más

Estoy seguro de que nacimos con un propósito más grande que sólo ir a trabajar, pagar facturas y morir”, esta frase la leí hace poco en las redes sociales y estoy totalmente de acuerdo con ella.
Coro de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid)

En esta sociedad en que vivimos hemos olvidado el significado de la palabra “Vocación”, sí con mayúsculas. Cada uno de nosotros hemos sido creados de una manera distinta, porque cada uno de nosotros somos únicos, especiales e irrepetibles. Con dones y capacidades únicas, especiales e irrepetibles. Con formas únicas, especiales e irrepetibles de manifestar esas aptitudes con las que nacemos.

El problema viene cuando el mercantilismo entra y toma el mando de nuestras vidas. Lo importante es producir mucho, aunque el producto no tenga demasiada calidad, y consumir más. Dinero fácil y rápido para unos cuantos, a costa de cosificar y envilecer a unos muchos.

Hemos dejado de dignificar el trabajo. Algunas profesiones están consideradas y parecen muy dignas y respetables, mientras que otras parecen que no sirven para nada, que son trabajos de poca categoría de los que viven los parias. Un ejemplo: ser médico es una maravillosa profesión, nos sanan, nos salvan la vida, ayudan a que vengamos a este mundo. Pero ¿qué sucedería si, por ejemplo, no hubiera barrenderos que limpiaran nuestras calles y recogieran nuestras basuras?, pues probablemente que los profesionales de la sanidad no podrían contener las epidemias que se propagarían por doquier debido a la suciedad que se acumularía, a los parásitos que aparecerían, a las ratas que nos transmitirían enfermedades graves.
Barrendero

No puede ser que los jóvenes cuando van a elegir qué profesión estudiar, sólo se guíen por el concepto economicista de las distintas carreras, “cual va a tener más salidas y me voy a poder forrar en dos días”. Tendrían que plantearse qué trabajo me va a hacer sentirme bien, porque si me siento bien seré un buen profesional en ese sector que haya elegido y, por lo tanto, beneficiaríamos a la sociedad en su conjunto. Cada persona tiene una capacidad distinta para desempeñar distintos oficios y profesiones, pero todos los oficios y profesiones son necesarias, importantes y dignas.

Si entendemos esto podríamos seguir nuestra verdadera vocación, seríamos realmente buenos en lo que hacemos, porque es lo que realmente nos gusta. Pero lo más importante, seríamos felices y haríamos de nuestra vida y de nuestro planeta un auténtico paraíso. 

lunes, 24 de abril de 2017

La creación del enemigo

Hoy os voy a dejar un pequeño texto de Sam Keen, “Faces of the Enemy”.

Comienza con un lienzo en blanco.
Esboza en él siluetas de hombres, mujeres y niños.
La Muerte. Tarot de Marsella.
Hunde la brocha en el pozo de tu propia oscuridad.
Dibuja en la cara de tu enemigo la codicia, el odio y la crueldad
que no te atreves a reconocer como propias.

Ensombrece todo asomo de simpatía en sus rostros.
Borra cualquier indicio de amores, esperanzas y miedos
que residen en el caleidoscopio de su corazón infinito.

Deforma su sonrisa hasta que adopte el aspecto tenebroso de una mueca cruel.
Arranca la carne de sus huesos
hasta que sólo quede el abstracto esqueleto de la muerte.
Exagera cada rasgo hasta transformar a cada ser humano
en bestia, alimaña, insecto.

Rellena el fondo de tu lienzo con los demonios y figuras malignas
que alimentan nuestras pesadillas ancestrales.

Cuando el cuadro de tu enemigo esté terminado podrás matarlos sin albergar ningún sentimiento de culpa y despedazarlos sin sentir vergüenza.
Porque lo que has destruido, simplemente, es un enemigo de tu Dios.

Sin comentarios.

viernes, 21 de abril de 2017

La Feria de las Religiones

Cuento.

Mi amigo y yo fuimos a la feria. La Feria Mundial de las Religiones. No era una feria comercial, era una feria de la religión. Pero la competencia era feroz y la propaganda igual de estruendosa que en el resto de las ferias convencionales.

En el stand judío nos dieron unos folletos en los que se decía que Dios se compadecía de todos y que los judíos eran su pueblo escogido. Los judíos. Ningún otro pueblo era tan escogido como el pueblo judío.

Dolomitas
En el stand musulmán supimos que Dios era misericordioso con todos y que Mahoma era su único profeta. Que la salvación se obtiene escuchando al único profeta de Dios.

En el stand cristiano descubrimos que Dios es Amor y que no hay salvación fuera de la Iglesia. O se entra en la Iglesia, o se corre el peligro de la condenación eterna.

Al salir pregunté a mi amigo: “¿Qué piensas de Dios?”. “Que es intolerante, fanático y cruel”, me respondió.

Poco más hay que añadir. Pero reflexionemos un momento, ¿realmente creemos que Dios es tan limitado, tan estrecho de miras, tan intolerante, fanático y cruel? ¿Qué padre/madre no ama a cualquiera de sus hijos aunque no se lleven bien o no se comporten como deben? ¿Por qué tenemos los humanos esa obsesión por la separación, por hacer grupos, clanes? Si eres de los míos, eres perfecto hagas lo que hagas; pero si no, ya puedes ser la mejor persona del mundo que a mis ojos todo lo harás mal y serás un “infiel”. ¿Infiel? ¿A qué o a quién? ¿Cómo vamos a ser infieles a nuestra propia esencia que es Dios mismo? Somos Sus Hijos, somos parte de Él y Él está en nosotros, en TODOS nosotros, sin excepciones, seamos conscientes o no de esta verdad. Creamos en Él o no.

¿Por qué no poner de manifiesto todo lo que nos une, en lugar de estar constantemente buscando las pequeñas diferencias que en la mayoría de los casos tienen su origen en la cultura, la tradición o la geografía? ¡Maduremos!

jueves, 20 de abril de 2017

¿Dónde está Dios?

Como maestra de reiki he investigado sobre temas de salud y de enfermedad, o más concretamente sobre el equilibrio y desequilibrio que en ocasiones tenemos las personas. He leído infinidad de artículos, libros sobre el asunto y hace poco llegó a mis manos un trabajo sobre el sistema inmunitario y sobre el funcionamiento del cuerpo ante la enfermedad, que me resultó muy interesante.
Células NK

Las células del sistema inmunitario son los leucocitos, que se encargan de defender al cuerpo frente a agentes patógenos, virus, bacterias y células cancerosas. Dentro de los leucocitos hay distintas clases de células. Están, por ejemplo, los linfocitos B que construyen anticuerpos que se adhieren a un determinado antígeno y lo señalan para que después vengan las células NK y lo destruyan. Las células NK (Natural Killer o células asesinas) tienen la función de destruir las células infectadas o células que puedan ser cancerígenas. Las NK destruyen las células que previamente han sido marcadas por los linfocitos B, y también destruyen células tumorales o infectadas por virus programando su suicidio (apoptosis). Las células asesinas pueden diferenciar las células “malas” de las normales. El problema viene cuando por diversas causas nuestro sistema inmunitario no está funcionando bien (hay desequilibrio), entonces viene la enfermedad y necesitamos tratamientos médicos.

Mientras leía todo esto me iba dando cuenta de que el cuerpo (humano o animal) es una máquina perfecta. Qué perfección existe en la naturaleza, en la vida. Todo está en perfecto equilibrio (bueno hasta que llega el ser humano y lo desequilibra), todo responde a un orden, a unas leyes,... a una Inteligencia Superior sin la menor duda.

Ahí está Dios, en todo lo que tus ojos pueden ver, en todo lo que tus oídos pueden oír, en todo lo que tu cuerpo puede sentir. Me resulta imposible mirar el mundo y no ver a Dios, no reconocerle en cada ser que habita esta tierra, en cada árbol, en cada flor, en cada arroyo, en cada sabor, en cada olor, en cada mirada, en cada sonrisa y, también, en cada lágrima. En todo, porque todo emana armonía y equilibrio. Dios está en todo y todo es Dios.

Y, por supuesto, Dios está en nosotros, en nuestro corazón. Estamos aquí para autorreconocernos a través de la materia como lo que somos, Sus Hijos. Venimos a esta Tierra para tomar conciencia de nuestra verdadera naturaleza y para aprender, porque el mundo de la materia es nuestra escuela.

El Creador está presente en su Creación y la Creación es parte de su Creador.

martes, 18 de abril de 2017

Hola, soy Dios, ¿tienes un minuto?

Cuántas veces hemos recibido una llamada en el momento más inoportuno en la que una voz nos pregunta educadamente: “Le llamamos de la empresa tal, ¿tiene usted un minuto?” Alguien nos quiere decir algo, o nos quiere vender algo y requiere nuestra atención. A Dios le pasa lo mismo, nos quiere decir algo, nos quiere proponer alguna cosa, pero necesita que le atendamos, que le escuchemos. En ocasiones se comunica con nosotros en un momento en el que no podemos ignorarle o decirle que estamos ocupados. Utiliza nuestros sueños como medio de comunicación y a lo largo de la Historia tenemos diversos ejemplos de ello.

En la Antigua Grecia las prácticas de curación se basaban en la magia o la religión. El dios sanador actuaba a través de la “incubación”. Esto es que el enfermo acudía al santuario correspondiente y en una especie de cubículo en una cueva se dormía bajo el pórtico sagrado y en completa quietud esperaba hasta que el dios sanador aparecía durante el sueño y, o bien les sanaba tocando la parte enferma del cuerpo, o bien les dictaba una serie de medicamentos que les curarían. Esta práctica también se hizo popular en Roma a raíz de una grave epidemia que se desarrolló hacia el año 293 a.C.
El Sueño de Jacob. Rafael.

En la Biblia también tenemos ejemplos de la comunicación de Dios con el hombre a través de los sueños. Uno de ellos fue Jacob (Gen.28, 10-19) que durante un sueño vio una escalera que unía Cielo y Tierra, y los ángeles subían y bajaban por ella. En ese sueño Dios le habló y le bendijo, a él y a toda su descendencia. Otro fue José (el marido de María), a quien un ángel en nombre de Dios se le apareció en varios sueños. En el primero para decirle que no tuviera temor de desposarse con María (Mt. 1, 20-21), después para avisarle de los planes de Herodes y que huyera a Egipto con María y Jesús (Mt. 2, 13) y, por último, cuando el rey Herodes murió, se le volvió a aparecer el ángel en un sueño para decirle que ya podía volver a Israel con su familia (Mt.2, 19-20).

Amadeus
En una época más cercana a la nuestra, tenemos a Mozart que, por ejemplo, decía poder crear sinfonías enteras en su mente antes de haber escrito ni una sola nota. “Toda esta producción -comentaba- tiene lugar en un agradable y animado sueño”.

A mediados del siglo XIX, en 1869, el químico ruso Dimitri Mendeleyev tuvo un sueño en el que vio una tabla en la que todos los elementos encajaban perfectamente en su lugar. Cuando se despertó, pasó a un papel lo que había visto. El resultado de este sueño fue la tabla periódica de los elementos que todos hemos estudiado.

Sí, Dios nos habla a través de los sueños. Evidentemente, no a todos los sueños les vamos a dar el status de ser comunicaciones que Dios nos hace, ni mucho menos. Pero, ¿quién no ha tenido alguna vez un sueño especial? Un sueño que cuando nos hemos despertado, nos hemos sentido distintos, bien porque hemos encontrado la solución a un problema, bien porque nos hemos sentido consolados en una aflicción, o bien porque tras ese sueño nuestra vida ha cambiado radicalmente y hemos encontrado nuestra razón de ser.

Cielo. Atardecer
Creo que el estado en el que entramos cuando soñamos, a veces nos permite conectar con el “otro lado”. Con la otra realidad que, tal vez, sea más real que este mundo físico en el que vivimos nuestra existencia material. En ese mundo espiritual podemos conectarnos con la Fuente primigenia, de la que todo ha partido y a la que todo volverá. Podemos ser libres y tener acceso a la sabiduría, a la sanación, a la armonía, al Amor Incondicional, a la Luz.

No siempre es necesario estar dormido para tener este “sueño”, otras veces podemos estar en vigilia y somos capaces de conectar con el mundo espiritual, pero no lo llamamos sueño, sino intuición, corazonada o sexto sentido. La verdad, es que el nombre que le demos es lo de menos, lo importante es saber que podemos conectarnos desde el corazón, desde el alma, con el Padre y dejarnos enseñar. Entonces, todo fluirá y funcionará en nuestra vida.


jueves, 13 de abril de 2017

Nuestro “viaje inesperado”

Esta tarde estaba con mi hijo pequeño viendo la película de “El Hobbit. Un viaje inesperado”. La apacible vida de Bilbo Bolsón, tan organizada y previsible como la de todo Hobbit que se precie, se ve de pronto invadida por una horda de enanos capitaneada por Thorin Escudo de Roble que ponen, literalmente, su vida y su casa patas arriba. Le
El Hobbit. Un viaje inesperado.
proponen participar en una aventura épica y peligrosa, a lo que en un principio Bilbo se niega, pues no se siente capacitado para ello. Pero el gusanillo de la curiosidad ya le ha picado y no puede resistirse, y ahí comienza “su viaje inesperado”.

Es una buena metáfora de la vida de cualquiera de nosotros. Sí, todos vivimos en nuestra organizada y previsible zona de confort, todo está controlado, todo es seguro, no hay por lo que preocuparse. Pero de repente aparece nuestra particular “horda de enanos”, que puede ser una enfermedad, quedarte en paro, el final de una relación, la muerte de un ser querido..., cualquier circunstancia que de forma repentina y, a veces, brutal, cambia nuestra vida de arriba a abajo y nos lanza sin la menor contemplación a la inseguridad de lo desconocido, de la incertidumbre de no saber si habrá un mañana (cómo si alguna vez lo hubiéramos sabido). Entonces no te queda más remedio que tirar hacia delante, porque detrás ya no hay nada. Ése es nuestro “viaje inesperado”, nuestro camino iniciático.

El loco. Tarot de Marsella.
El camino iniciático siempre es duro, porque nos enfrenta con nosotros mismos, con nuestra luz y nuestra sombra, con nuestra grandeza y nuestras miserias, pero es el único camino que nos lleva a la verdad de lo que somos.

Todos comenzamos ese camino en algún momento en nuestra vida, pero también es cierto que no todos lo acabamos como deberíamos. La tarea principal del camino iniciático es ser capaces de equilibrar nuestra parte material (Ego) con nuestra parte espiritual (Alma/Espíritu) para así poder realizar la misión que tenemos encomendada en esta vida. Sin duda, una tarea difícil porque el Ego tiene muchas triquiñuelas para conseguir que nos perdamos entre sus ilusiones y así tomar él (el Ego) el mando de nuestra vida y hacerse fuerte en ella.

Pero si somos capaces de mirarnos a nosotros mismos, frente a frente, sin miedo a ver nuestra sombra e integrarla en nuestra vida para que sea ella quien nos enseñe cómo no se debe ser. Si podemos reconocernos como lo que realmente somos, hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza (nuestra alma está hecha a imagen y semejanza de Él), si nos amamos y aceptamos tal cual somos, si confiamos plenamente en Dios, entonces ese camino de iniciación desembocará en el Maestro que todos llevamos dentro y ya nada será igual. Todo tendrá sentido porque seremos conscientes de nuestro verdadero Ser y así lo reflejaremos en nuestra vida. Podremos traer el Cielo a la Tierra.


martes, 11 de abril de 2017

Sentir, vivir

Cuento tradicional.

Le preguntaron una vez a Uwais, el Sufí: '¿Qué es lo que la Gracia te ha dado?'

Atardecer
Y él respondió:
'Cuando me despierto por la mañana me siento como un hombre que no está seguro de vivir hasta la noche'.

Le volvieron a preguntar:
'Pero eso, ¿no lo saben todos los hombre?'

Y replicó el Sufí:
'Sí, claro que lo saben, pero no todos lo sienten'”

¡Cómo cambiaría la vida si fuésemos conscientes de esta verdad! Seamos capaces de SENTIR, en lugar de buscar tanto la comprensión intelectual de la existencia.

lunes, 10 de abril de 2017

El Desapego

El desapego es uno de los principales caminos para alcanzar la paz interna, la realización y la libertad, aunque también es cierto que es uno de los caminos más difíciles de transitar.
Hermano Sol, Hermana Luna. Franco Zeffirelli

Desapego no significa que tengamos que renunciar a nuestras metas, sino que renunciamos al interés por el resultado. El apego se basa en el miedo y en la inseguridad, es producto de la sensación de carencia que nuestro ego nos ha creado, por eso sólo se interesa por los signos externos, por lo material (dinero, un buen coche, una casa cara...). El ego nos hace creer que cuantas más posesiones materiales tengamos, más seguros estaremos, pero la realidad es otra muy distinta, cuanto más dinero (o posesiones) se tenga, más miedo a perderlo se tiene. El apego no quiere cambios y cambio significa evolución. Cuando no se evoluciona todo se estanca y se pudre.

Podemos estar apegados a cosas o a personas. Cuando no somos capaces de dar un paso sin que esa persona especial esté con nosotros y nos dé su beneplácito, cuando no dejamos que esa persona, con la que nos unen lazos afectivos, tenga la libertad suficiente para tomar sus propias decisiones (aunque se equivoque) y la obligamos a que, de una manera u otra, nos consulte cada paso que vaya a dar en la vida, todo eso es apego. Ese apego, que como ya hemos dicho es miedo a la pérdida, lo que nos puede generar es justo lo que tanto tememos, que esa relación se destruya y esa persona desaparezca de nuestra vida.

Hermano Sol, Hermana Luna. Franco Zeffirelli
El desapego se basa en el poder incuestionable del verdadero Yo, del Yo interior, del Yo superior. Cuando renunciamos al interés por el resultado, renunciamos al deseo, que la mayoría de las veces confundimos con la necesidad y que nos lleva a perseguir metas que no son las que realmente nos satisfacen. Esa renuncia nos hace estar más relajados, con más confianza en nuestras potencialidades, por lo que nos resulta más fácil conseguir lo que de verdad deseamos. El desapego implica no depender de nuestras posesiones materiales o de las personas con las que tenemos vínculos afectivos, lo cual no significa no amar o no apreciar lo que hay en nuestra vida, sino comenzar a vivir de una manera más libre, más plena, sin inseguridades malsanas y sin el temor a la pérdida, porque si algún día esas personas o esas cosas materiales que creemos poseer ya no están en nuestra vida será para bien. Siempre es para bien.

Seamos libres y confiemos en el proceso de la vida.

Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria, se vistió como uno de ellos” (Mt. 6, 28-29)

sábado, 8 de abril de 2017

Ondas Hertzianas

Desde pequeña me ha gustado mucho escuchar la radio. Cuando era niña, todas las tardes mi madre ponía una emisora en la que contaban cuentos; era algo mágico: enchufar la radio, girar un botón y viajar por otros mundos, por otras realidades. Con tan sólo
Antena de Radio
escuchar los distintos tonos de las voces de los actores te imaginabas a los personajes, las escenas, los ambientes y lo vivías como si estuvieras allí, ¡qué maravilla!

Después, cuando creces, vas sabiendo que la magia de la radio es debida a las ondas hertzianas que viajan por el espacio y lo único que necesitas es tener un aparato concreto (un transistor) para poder sintonizarlas y que se conviertan en los sonidos con los que nos comunicamos, la palabra.

Pues bien, algo parecido sucede cuando queremos escuchar y saber de Dios. Las “Ondas Hertzianas” de Dios están, como Él mismo, por todas partes; viajan por el espacio y el tiempo, porque espacio y tiempo no existen para Él, todo lo trasciende, está por encima de esos conceptos. Pero, entonces, ¿por qué nos cuesta tanto escucharle, entenderle? Muy sencillo, no sabemos sintonizarle o, mejor dicho, le sintonizamos mal, le recibimos con interferencias por lo que es imposible entender su mensaje. A una antena receptora llegan todas las frecuencias y cada uno de nosotros seleccionamos, con nuestro dial, nuestra voluntad, la que deseamos en cada momento y sólo una de ellas.

Los Dolomitas
El transistor somos nosotros mismos, el problema es cuando en la misma frecuencia en la que emite Dios estamos nosotros con nuestro propio e inacabable monólogo dictado por el ego. Un soliloquio en el que sólo cabe mi razón, mi lógica, mi interés, mi orgullo, mi vanidad, mi autosuficiencia, mi soberbia... “yo, me, mi, conmigo”. Es imposible que oigamos otra cosa que no seamos a nosotros mismos, porque estamos completamente llenos de nosotros mismos y cuando algo está lleno, no puede entrar nada más.

Tenemos que vaciarnos. ¿Cómo? Con la humildad; no confundamos humildad con humillarse (humildad: actitud de la persona que no presume de sus logros, reconoce sus fracasos y debilidades, y actúa sin orgullo). Cuando somos humildes y tenemos el deseo de recibir, comienza la “magia”, Dios puede colmarnos con su gracia, con su amor y su luz, podemos comunicarnos con Él. Y lo que es más importante, podemos y debemos volver a vaciarnos dando nuestro amor y compasión a toda la Creación para, así, volver a ser llenados y convertirnos en un instrumento de Dios en la Tierra. Ése es el camino del Maestro.