Esta tarde
estaba con mi hijo pequeño viendo la película de “El Hobbit. Un
viaje inesperado”. La apacible vida de Bilbo Bolsón, tan
organizada y previsible como la de todo Hobbit que se precie, se ve
de pronto invadida por una horda de enanos capitaneada por Thorin
Escudo de Roble que ponen, literalmente, su vida y su casa patas
arriba. Le
proponen participar en una aventura épica y peligrosa, a
lo que en un principio Bilbo se niega, pues no se siente capacitado
para ello. Pero el gusanillo de la curiosidad ya le ha picado y no
puede resistirse, y ahí comienza “su viaje inesperado”.
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El Hobbit. Un viaje inesperado. |
Es una buena
metáfora de la vida de cualquiera de nosotros. Sí, todos vivimos en
nuestra organizada y previsible zona de confort, todo está
controlado, todo es seguro, no hay por lo que preocuparse. Pero de
repente aparece nuestra particular “horda de enanos”, que puede
ser una enfermedad, quedarte en paro, el final de una relación, la
muerte de un ser querido..., cualquier circunstancia que de forma
repentina y, a veces, brutal, cambia nuestra vida de arriba a abajo y
nos lanza sin la menor contemplación a la inseguridad de lo
desconocido, de la incertidumbre de no saber si habrá un mañana
(cómo si alguna vez lo hubiéramos sabido). Entonces no te queda más
remedio que tirar hacia delante, porque detrás ya no hay nada. Ése
es nuestro “viaje inesperado”, nuestro camino iniciático.
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El loco. Tarot de Marsella. |
El camino
iniciático siempre es duro, porque nos enfrenta con nosotros mismos,
con nuestra luz y nuestra sombra, con nuestra grandeza y nuestras
miserias, pero es el único camino que nos lleva a la verdad de lo
que somos.
Todos
comenzamos ese camino en algún momento en nuestra vida, pero también
es cierto que no todos lo acabamos como deberíamos. La tarea
principal del camino iniciático es ser capaces de equilibrar nuestra
parte material (Ego) con nuestra parte espiritual (Alma/Espíritu)
para así poder realizar la misión que tenemos encomendada en esta
vida. Sin duda, una tarea difícil porque el Ego tiene muchas
triquiñuelas para conseguir que nos perdamos entre sus ilusiones y
así tomar él (el Ego) el mando de nuestra vida y hacerse fuerte en
ella.
Pero si
somos capaces de mirarnos a nosotros
mismos, frente a frente, sin miedo a ver nuestra sombra e integrarla
en nuestra vida para que sea ella quien nos enseñe cómo no se debe
ser. Si podemos reconocernos como lo que realmente somos, hijos de
Dios, hechos a su imagen y semejanza (nuestra alma está hecha a
imagen y semejanza de Él), si nos amamos y aceptamos tal cual somos,
si confiamos plenamente en Dios, entonces ese camino de iniciación
desembocará en el Maestro que todos llevamos dentro y ya nada será
igual. Todo tendrá sentido porque seremos conscientes de nuestro
verdadero Ser y así lo reflejaremos en nuestra vida. Podremos traer
el Cielo a la Tierra.
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