“Estoy
seguro de que nacimos con un propósito más grande que sólo ir a
trabajar, pagar facturas y morir”, esta frase la leí hace poco en
las redes sociales y estoy totalmente de acuerdo con ella.
Coro de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) |
En esta
sociedad en que vivimos hemos olvidado el significado de la palabra
“Vocación”, sí con mayúsculas. Cada uno de nosotros
hemos sido creados de una manera distinta, porque cada uno de
nosotros somos únicos, especiales e irrepetibles. Con dones y
capacidades únicas, especiales e irrepetibles. Con formas únicas,
especiales e irrepetibles de manifestar esas aptitudes con las que
nacemos.
El problema
viene cuando el mercantilismo entra y toma el mando de nuestras
vidas. Lo importante es producir mucho, aunque el producto no tenga
demasiada calidad, y consumir más. Dinero fácil y rápido para unos
cuantos, a costa de cosificar y envilecer a unos muchos.
Hemos dejado
de dignificar el trabajo. Algunas profesiones están consideradas y
parecen muy dignas y respetables, mientras que otras parecen que no
sirven para nada, que son trabajos de poca categoría de los que
viven los parias. Un ejemplo: ser médico es una maravillosa
profesión, nos sanan, nos salvan la vida, ayudan a que vengamos a
este mundo. Pero ¿qué sucedería si, por ejemplo, no hubiera
barrenderos que limpiaran nuestras calles y recogieran nuestras
basuras?, pues probablemente que los profesionales de la sanidad no
podrían contener las epidemias que se propagarían por doquier
debido a la suciedad que se acumularía, a los parásitos que
aparecerían, a las ratas que nos transmitirían enfermedades graves.
Barrendero |
No puede ser
que los jóvenes cuando van a elegir qué profesión estudiar, sólo
se guíen por el concepto economicista de las distintas carreras,
“cual va a tener más salidas y me voy a poder forrar en dos días”.
Tendrían que plantearse qué trabajo me va a hacer sentirme bien,
porque si me siento bien seré un buen profesional en ese sector que
haya elegido y, por lo tanto, beneficiaríamos a la sociedad en su
conjunto. Cada persona tiene una capacidad distinta para desempeñar
distintos oficios y profesiones, pero todos los oficios y profesiones
son necesarias, importantes y dignas.
Si
entendemos esto podríamos seguir nuestra verdadera vocación,
seríamos realmente buenos en lo que hacemos, porque es lo que
realmente nos gusta. Pero lo más importante, seríamos felices y
haríamos de nuestra vida y de nuestro planeta un auténtico paraíso.
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