lunes, 10 de abril de 2017

El Desapego

El desapego es uno de los principales caminos para alcanzar la paz interna, la realización y la libertad, aunque también es cierto que es uno de los caminos más difíciles de transitar.
Hermano Sol, Hermana Luna. Franco Zeffirelli

Desapego no significa que tengamos que renunciar a nuestras metas, sino que renunciamos al interés por el resultado. El apego se basa en el miedo y en la inseguridad, es producto de la sensación de carencia que nuestro ego nos ha creado, por eso sólo se interesa por los signos externos, por lo material (dinero, un buen coche, una casa cara...). El ego nos hace creer que cuantas más posesiones materiales tengamos, más seguros estaremos, pero la realidad es otra muy distinta, cuanto más dinero (o posesiones) se tenga, más miedo a perderlo se tiene. El apego no quiere cambios y cambio significa evolución. Cuando no se evoluciona todo se estanca y se pudre.

Podemos estar apegados a cosas o a personas. Cuando no somos capaces de dar un paso sin que esa persona especial esté con nosotros y nos dé su beneplácito, cuando no dejamos que esa persona, con la que nos unen lazos afectivos, tenga la libertad suficiente para tomar sus propias decisiones (aunque se equivoque) y la obligamos a que, de una manera u otra, nos consulte cada paso que vaya a dar en la vida, todo eso es apego. Ese apego, que como ya hemos dicho es miedo a la pérdida, lo que nos puede generar es justo lo que tanto tememos, que esa relación se destruya y esa persona desaparezca de nuestra vida.

Hermano Sol, Hermana Luna. Franco Zeffirelli
El desapego se basa en el poder incuestionable del verdadero Yo, del Yo interior, del Yo superior. Cuando renunciamos al interés por el resultado, renunciamos al deseo, que la mayoría de las veces confundimos con la necesidad y que nos lleva a perseguir metas que no son las que realmente nos satisfacen. Esa renuncia nos hace estar más relajados, con más confianza en nuestras potencialidades, por lo que nos resulta más fácil conseguir lo que de verdad deseamos. El desapego implica no depender de nuestras posesiones materiales o de las personas con las que tenemos vínculos afectivos, lo cual no significa no amar o no apreciar lo que hay en nuestra vida, sino comenzar a vivir de una manera más libre, más plena, sin inseguridades malsanas y sin el temor a la pérdida, porque si algún día esas personas o esas cosas materiales que creemos poseer ya no están en nuestra vida será para bien. Siempre es para bien.

Seamos libres y confiemos en el proceso de la vida.

Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria, se vistió como uno de ellos” (Mt. 6, 28-29)

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