martes, 18 de abril de 2017

Hola, soy Dios, ¿tienes un minuto?

Cuántas veces hemos recibido una llamada en el momento más inoportuno en la que una voz nos pregunta educadamente: “Le llamamos de la empresa tal, ¿tiene usted un minuto?” Alguien nos quiere decir algo, o nos quiere vender algo y requiere nuestra atención. A Dios le pasa lo mismo, nos quiere decir algo, nos quiere proponer alguna cosa, pero necesita que le atendamos, que le escuchemos. En ocasiones se comunica con nosotros en un momento en el que no podemos ignorarle o decirle que estamos ocupados. Utiliza nuestros sueños como medio de comunicación y a lo largo de la Historia tenemos diversos ejemplos de ello.

En la Antigua Grecia las prácticas de curación se basaban en la magia o la religión. El dios sanador actuaba a través de la “incubación”. Esto es que el enfermo acudía al santuario correspondiente y en una especie de cubículo en una cueva se dormía bajo el pórtico sagrado y en completa quietud esperaba hasta que el dios sanador aparecía durante el sueño y, o bien les sanaba tocando la parte enferma del cuerpo, o bien les dictaba una serie de medicamentos que les curarían. Esta práctica también se hizo popular en Roma a raíz de una grave epidemia que se desarrolló hacia el año 293 a.C.
El Sueño de Jacob. Rafael.

En la Biblia también tenemos ejemplos de la comunicación de Dios con el hombre a través de los sueños. Uno de ellos fue Jacob (Gen.28, 10-19) que durante un sueño vio una escalera que unía Cielo y Tierra, y los ángeles subían y bajaban por ella. En ese sueño Dios le habló y le bendijo, a él y a toda su descendencia. Otro fue José (el marido de María), a quien un ángel en nombre de Dios se le apareció en varios sueños. En el primero para decirle que no tuviera temor de desposarse con María (Mt. 1, 20-21), después para avisarle de los planes de Herodes y que huyera a Egipto con María y Jesús (Mt. 2, 13) y, por último, cuando el rey Herodes murió, se le volvió a aparecer el ángel en un sueño para decirle que ya podía volver a Israel con su familia (Mt.2, 19-20).

Amadeus
En una época más cercana a la nuestra, tenemos a Mozart que, por ejemplo, decía poder crear sinfonías enteras en su mente antes de haber escrito ni una sola nota. “Toda esta producción -comentaba- tiene lugar en un agradable y animado sueño”.

A mediados del siglo XIX, en 1869, el químico ruso Dimitri Mendeleyev tuvo un sueño en el que vio una tabla en la que todos los elementos encajaban perfectamente en su lugar. Cuando se despertó, pasó a un papel lo que había visto. El resultado de este sueño fue la tabla periódica de los elementos que todos hemos estudiado.

Sí, Dios nos habla a través de los sueños. Evidentemente, no a todos los sueños les vamos a dar el status de ser comunicaciones que Dios nos hace, ni mucho menos. Pero, ¿quién no ha tenido alguna vez un sueño especial? Un sueño que cuando nos hemos despertado, nos hemos sentido distintos, bien porque hemos encontrado la solución a un problema, bien porque nos hemos sentido consolados en una aflicción, o bien porque tras ese sueño nuestra vida ha cambiado radicalmente y hemos encontrado nuestra razón de ser.

Cielo. Atardecer
Creo que el estado en el que entramos cuando soñamos, a veces nos permite conectar con el “otro lado”. Con la otra realidad que, tal vez, sea más real que este mundo físico en el que vivimos nuestra existencia material. En ese mundo espiritual podemos conectarnos con la Fuente primigenia, de la que todo ha partido y a la que todo volverá. Podemos ser libres y tener acceso a la sabiduría, a la sanación, a la armonía, al Amor Incondicional, a la Luz.

No siempre es necesario estar dormido para tener este “sueño”, otras veces podemos estar en vigilia y somos capaces de conectar con el mundo espiritual, pero no lo llamamos sueño, sino intuición, corazonada o sexto sentido. La verdad, es que el nombre que le demos es lo de menos, lo importante es saber que podemos conectarnos desde el corazón, desde el alma, con el Padre y dejarnos enseñar. Entonces, todo fluirá y funcionará en nuestra vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario